MÁLAGA. Sala María Cristina. Academia Orquestal de Málaga. Solista: Saleta Suárez. Dirección: Mª del Mar Muñoz Varo. Programa: Concierto para flauta y orquesta K.313, de W. A. Mozart y Sinfonía nº5 D.485, de F. Schubert. 28 de diciembre de 2019.
En los días previos al comienzo oficial del año Beethoven la Academia Orquestal de Málaga, otro de los grandes proyectos formativos para jóvenes músicos de la provincia, ha querido servir de pórtico a estas celebraciones con un programa cargado de intención y resultado sobresaliente en línea con lo escuchado en encuentros anteriores como en Dvorák de septiembre o los ecos del Berlioz del Berlioz de julio. Y todo ello con el desinteresado esfuerzo del equipo docente que tutoriza la iniciativa y personaliza la batuta de la maestra Mª del Mar Muñoz Varo.
Nuevamente la Sala María Cristina fue el escenario elegido para las dos páginas que ocuparían el concierto con Mozart en lo concertante, contando con la flauta de Soleta Suárez, en lo que se entiende como la gran fuente beethoveniana y, Schubert en lo sinfónico para el cierre del programa en la perspectiva de la influencia que el genio de Bonn ejercería en música hasta nuestros días y donde quedaba contextualizada la figura de Beethoven como cima del clasicismo capaz de ampliar los márgenes de la forma para propiciar el romanticismo.
De los tres conciertos para flauta que recibió Mozart como encargo, el tercero no llegó a nacer, el segundo se limitó a una transcripción y el escrito en Sol Mayor sencillamente es una página en la que se aprecia a un músico libre a pesar de “detestar” la flauta a la que trata en todo momento con sutileza y en constante diálogo con el conjunto sin diluir su protagonismo y a la que exige, al solista, notables cualidades tanto expresivas como virtuosísticas como así quedaría confirmado por la flauta solista de la catedrática Saleta Suárez.
S. Suárez en los tres tiempos contrastantes que articulan el Concierto en Sol Mayor hizo del instrumento una suerte de todo musical en constante contacto con el conjunto sinfónico dibujando en el allegro de apertura el sentido orgánico que vuelca Mozart en la partitura para continuar en el adagio en lo que apeteció un aria serena y suspendida en oposición al brillante y desenfadado rondó de cierre.
La Quinta Sinfonía de Schubert en los atriles de la Academia Orquestal mostró a un compositor aún en los márgenes del clasicismo por el cuidado de la forma y la abundancia de material melódico lo que exigía al conjunto solidez en el empaste, precisión en las entradas y acentuación en la emisión. Mar Muñoz perfiló dinámicas ágiles en los movimientos extremos concentrando la expresión en el andante del segundo movimiento para finalmente proponer un horizonte estilizado en el Menuetto que precede al chispeante allegro de cierre.
Con el buen sabor de este último concierto de la AOM quedan asentadas las bases del encuentro de marzo que protagonizarán Mozart y Beethoven bajo la dirección de la batuta invitada del maestro Salvador Vázquez.
Alejandro Fernández